Soy
uno en mi mente, en cada una de mis mentes soy uno más, un ser añejo y diferente
a mi similar en otro espacio, otra dimensión; o a mi Yo de hace veinte minutos,
soy tantos como el espacio y el tiempo lo permiten, y soy Yo como mi mente
tiene segundos para crear una nueva versión del anterior Yo, soy Yo y soy el, y
el también, todos son partes de mí y Yo de ellos.
Y
así transcurre mi tiempo, mutando entre cada universo, contando los fragmentos
de las historias que por breves instantes alcanzo a reconocer, luego; sin poder
resistir mi mente, mi visión y cada uno de mis otros sentidos se mueven a la siguiente
historia…
Es
el registro de la vida en mi mente, del SER de todos los seres humanos, de la
locura como forma de reencontrarse con las únicas maneras lógicas de vivir, el
amor y la psicosis. He visto como la
muerte se lleva a los que amo y a la vida que tal vez por algunos días considere
mía. Esta es tal vez una tortura o un don obligado del cual nunca acepte ser
portador. Estas son mis historias, las tragicomedias de mi YO.
Pero
el tiempo surte efecto, ese anciano despreciable pero sabía que sabe dar en los
momentos más inoportunos los consejos que no necesitas pero que de seguro te harán
sobrevivir. Y este Yo, el Yo que supongo es el original, porque ese es quizás la
tortura de ser, de ser parte de esta multiplicidad, el no saber si soy real o
soy el simple juego de una mente trastornada, el no conocer en realidad si mis
pasos son firmes en la arena y si soy quien de verdad crea al resto, o sin tan
solo soy uno más, un simple YO.
¿Y
si soy una idea? un fragmento de alucinación de algún ser mediocre y alcohólico
que se ha entregado a la muerte durante algunos segundos y creo en mí una
personalidad salvavidas, un prototipo sin terminar como el resto de nosotros
para usarnos en el momento adecuado. Me resisto a pensar eso, a sucumbir a la
idea de que soy el personaje de alguien más, porque todos aquellas decisiones,
detalladas en los anales de la historia son tan mías como las de todas las
mentes que he creado; aun así, llega un punto en que estoy seguro que soy
producto de mi propia imaginación.
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