manos, describen en su contorno el aroma del vivir, siempre seducidos por aquella copa de vino.
Son las preguntas que te hice antes de morir. Twitter e Instagram: @AfreaingM Facebook: Andres Moyano
martes, 27 de agosto de 2013
VER, DECIR.
manos, describen en su contorno el aroma del vivir, siempre seducidos por aquella copa de vino.
MOSTRAR
jueves, 22 de agosto de 2013
YO: Sauron
"Solo se
necesita un mal dia para volver al mejor de los hombres en un lunatico. Esa es
la distancia entre el mundo y yo, apenas un mal dia." The Joker
Apelare al lugar común de mis amigos pseudo filósofos. Siempre
seré un –observador- alejado de los
caminos transitables y de las aceras marcadas por las multitudes. Siempre me
alejare y a la distancia permitiré a mi demencia encontrarse con el lejano
fulgurar de las personas al caminar.
Siempre me ha gustado ver a la gente de lejos, tal vez
porque no se cómo hablarles o por un impulso de pereza autodestructiva. Sin importar
la razón, he dedicado días, viajes y realidades a escuchar y escudriñar en las
palabras de quienes por mi lado pasan o quienes sentados cerca a mí, discuten
sobre las auroras de un espacio microscópico.
Hace mucho no escribía una reflexión personal sobre mí. Estoy
hablando de mi conmigo mismo a 15 minutos de entregar algo que no pasa de ser
un simple discurso vago sobre porque me alejo del contacto humano. Pero no intento
excusarme poéticamente para intentar esconder sentimientos de pena o dolor, no
existen razones mitológicas, filosóficas o hermenéuticas para la decisión que
tome o no tome.
Me gusta mirar a la gente, soy un voyerista de la vida y
el dolor ajeno. El ser humano es la comedia más importante de la humanidad, una
sátira nauseabunda de nosotros mismos, enredados en complejidades inútiles que
nos han llevado a perdernos en el simple hecho, de que debemos buscar motivos
al simple deseo de querer observar.
No intento ser “El ojo que todo lo ve”.
martes, 20 de agosto de 2013
UNA BUENA, NUEVA.
Hace
mucho no escribía para revelar lo que pienso. Era costumbre en mí, dedicarle
al mundo unas letras negruzcas y faltas de atención, para poder que unos pocos
desocupados de horas largas y manos sucias se deleitaran con los latidos de mi
mente adolorida. Pero desde eso ya han pasado muchos días, y ya no soy el mismo
que escribía sin parar en cuadernos de hojas amarillas. Hoy ya no escribo como
ayer, el lápiz en mi mano ya no es tentador y ha sido reemplazado por estas
teclas plásticas sin emoción, pero así todo es mejor.
Ya no
soy igual, ya no soy yo. Las palabras han cambiado y quiero que ustedes
descubran en mi futuro el cambio al cual me refiero, un cambio basado en que la
depresión que las calles grises que pisaba generaban, ha cesado y ha dado paso
a un nuevo ser, igual de gris, igual de alcohólico pero mas puro y menos adolorido.
Mi realidad
sigue siendo descrita por un par de cuentos y una novela de 3 pesos en las
calles de Buenos Aires y de 2000 en una de las aceras de la séptima en Bogotá. La
escritura ha dejado de ser una forma de escapar de la realidad, para
convertirla en una forma álgida de arte, para demostrar en letras mi
pensamiento y no mi dolor.
Y esto
conlleva a un nuevo nivel artístico, en el que el dolor no puede ser el
sustento de mi obra literaria. Debe existir una nueva forma, aunque eso hace
que escribir sea cada vez más difícil para mi, el evitar el escribir en calor y
mucho menos bajo el alcohol con el fin de poder que mi mente sea la que cree y
no la copa de vino o la herida en mi alma.
Me exijo
mas en todo sentido, incluso en volver a escribir sobre mi relata una nueva
forma de ver la vida, bajo una perspectiva que mira al futuro y que trata de
escapar del lugar común que la “soledad” producía, ya no existo bajo la norma
de odiar una realidad que desconozco y de morir para escapar de cualquier
intento de lucha.
MIRAR, CALLAR, DORMIR.
Aquí estoy, perdiendo el tiempo
de mi vida. Una mañana no me entrega lo que la noche inspira, callada en el
silencio mi sombra espera. Las historias que quiero contar son hijos mutantes,
bastardos de un dios analfabeta. Toma la mano de mi realidad y despídete querida,
regúlate y controla el dolor que nuestro ser exuda.
Tomo mi mano adolorida, intento
encontrar en ella la respuesta que mi memoria no ha podido a pesar del esfuerzo
encontrar. El vacio inerte, negruzco y palidecido de mi mente ha llegado a límites
que una persona no debería conocer. Se que no somos mas que viajeros de una
vida a otra, el tiempo de nuestro ser solo es determinado por un dado que se
lanza en algún casino nauseabundo, somos una forma mas de existir, una forma pasajera.
No pasara mucho tiempo hasta
que resigne mi ser al desasosiego y descubra que las calles que piso se
destruyen en mi mente. Vuelvo a concentrarme, intento rememorar cada detalle de
las horas anteriores. Siempre he sido alguien muy detallista, eso me ha permitido
llegar a ser el quisquilloso y minucioso hombre que soy, aunque hoy no recuerde nada de eso.
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