domingo, 31 de marzo de 2013

TEORIA ANACRONICA DE LA INMATERIALIDAD

Ayer te cante palabras amarillentas en un vacío alto,  sobre un rio que viajaba cuesta arriba. Ayer querida Valeria, dijiste que mis palabras eran la carroña de pequeños pájaros subterráneos. Cuando enfundaste en tus pies aquellas medias metálicas, mis sentidos se entregaron al éxtasis de ver autos pasar, y tú sin más, disfrutaste de ver como el mundo ser burlaba de mis roídos pasos, solo te dignaste a decir:
- Tus palabras solo huelen a la basura que llovió ayer, tu locura se puede ver en la planta de tus pies ¿y aun así tienes el descaro de que la vergüenza se vea en tus pantalones?
-¿A qué te refieres? Mis palabras son tan cuerdas como el movimiento de la cola de tu perro. Tu perro es el culpable de todo y lo sabes, él es quien canta en las madrugadas ese olor a galletas recién pescadas.
- ¿De qué escuchas? Psidelo, psidelo en tus pantalones grasosos por el viento, deja de juzgar al pobre Vicent Phillip máximo III. Es tu culpa el no calentar el agua con la nieve de aquel parque en medio del desierto; todo es tu culpa.
-¿A quién le hueles con esa boca? ¿Psidelo? Mujer loca y demente, eso es lo que te ha dejado jugar ajedrez aéreo todo este milenio, te has convertido en la demente de los tintos sabor a desgracia. Tú y solo tú tienes la culpa de todos los achaques de nuestro viejo cuaderno de historias y por favor, dile a tu perro que deje de oler mis pensamientos.
-¿Es este el dolor del viento al ser detenido por un rascacielos? ¿Es este el dolor del mal al no poder destruir el mundo? ¿Es este tu destino?
            -¿El tuyo o el mío?
-¿acaso hablo con tu nariz? El del perro claro está. ¿o acaso estas ebrio por la estupidez?
            -Adiós mujer demente, cuéntale esta historia a las piedras del camino.

martes, 19 de marzo de 2013

PERRO


-¿Un perro llamado Cosito?

-sí, Cosito.

-Un nombre mediocre y falto de carácter.

-no importa, se llamara Cosito.

Así empieza todo, un camino a las 3 de la mañana, un perro y la mujer que deseas; porque no será fácil vivir, si tienes una chica y a un perro callejero pasando casualmente por aquella calle para cuidarte ¿algo no me deja dormir entonces?

Sentir en la planta del pie, cada cambio en la textura del piso; sentir el viento helado convertir cada centímetro de tu piel en hielo antártico. Todo mi cuerpo se retorcería por el frió si no te llevara de la mano, o si no te escuchara hablar. Pero esta no es la historia de mi obsesión por tu mente, esta historia es sobre un perro.

De pelo oscuro; sucio y grasoso; flaco y de mirada triste; todo eso era Cosito, pero más allá de cómo era, lo importante era quien era, un solitario, eso era, Igual que yo.

Caminaba a saltos largos, se detenía a observar el mundo con una mirada de desinterés muy propia de mí. Era yo hecho perro, y aunque siempre me he visto rodeado de caninos guardianes cuando borracho por calles peligrosas voy, Cosito representaba algo más, tal vez porque veía todo esa noche de una manera más profunda. Tal vez porque esa noche deje mis prejuicios y me dedique a amar, pero Cosito era más que cualquier perro, aunque no lo volviera a ver nunca, logre saber, todo el representaría.

La oscuridad de esa noche solo podría compararse con la de mi alma, era la hora de la realidad bastarda, una noche donde la humanidad se haría mía a pesar de la psicosis. Nada en este mundo, ni en los que me he inventado podría llegar a ser un  impedimento; era nuestra noche, nuestra vida, pero me dormí. Tal vez fue culpa del alcohol recorriendo en exceso mi torrente sanguíneo, temí por mí. No eran suficientes los actos ni las palabras de un mísero humano para merecer todo esto, para poder recorrer estas oscuras calles, estas calles que me llevaban a tu  vida, a tu pecho desnudo bajo mis brazos. Volví a sentirme solo en medio del universo a pesar de tenerte fuertemente apretada de mi mano.

Y allí, cuando el miedo se apoderaba de cada centímetro de mi cerebro, de mi ser y de todo mi espíritu. Apareció aquel perro de pelaje sucio y un curioso bigote gris. Jugo conmigo aunque jamás lo había visto, me olfateo, la olfateo a ella, nos miró profundamente, nos miró como si tratara de asegurarse de que nosotros éramos nosotros, y no una fantasía sideral, fantasmas producidos por las auroras boreales o por la marihuana recorriendo nuestros sangrantes pulmones.

Caminaba entre nosotros, tratando tal vez de ser parte de lo que somos, o de lo que fuimos esa noche. Apuraba el paso y se detenía en la esquina, veía hacia todas las direcciones, supongo que buscaba cualquier cosa que representara para nosotros una amenaza. Cuando alguien pasaba al otro lado de la calle, se acomodaba a nuestro lado y caminaba a nuestro ritmo, mientras su nariz atenta esperaba cualquier cosa que pudiera suceder, buena o mala.

Y así, así como camino a nuestro lado más de 3 kilómetros, así como saltaba emocionado cuando alguien por fin aceptaba jugar con él, sin importar si olía mal o si las pulgas poblaban gran parte de su cuerpo, así me siento yo a tu lado. Luego al ver que llegábamos seguros a nuestro destino, se giró, nos miró por una última vez, y se fue a buscar un nuevo mundo.

SOCIEDAD, QUE SEXY SOCIEDAD.


Recuerdo como podía escribir sobre mi odio al mundo, recuerdo como cada palabra salía para intentar herir a todo aquel que alguna vez me había relegado a un plano mísero e irreal; recuerdo como llore sentado en aquella esquina maldiciendo cada ser viviente del planeta, ahora me pregunto ¿Por qué ya no puedo hacerlo?
Esta sigue siendo la misma sociedad de ratas, de bastardos, de hijueputas. ¿Tal vez yo sea quien ha cambiado? Me he vuelto más blando, más normal. Curiosamente sigo teniendo los mismos odios, miedos, prejuicios y dolores, entonces ¿Qué es lo que está mal?
Siguen existiendo quienes se creen artistas del renacimiento por leer a coehlo, fotógrafos mágicos y astrales por tener una nikon, teóricos de las costumbres humanas por decirle barroco a todo, rebeldes de la realidad por tatuarse hasta la punta más recóndita del culo…
Todos no dejan de ser unos miserables seres, que buscan en objetos con representaciones fálicas o en maestros de vender basura, todo aquello que les falta en el lugar donde deberían cargar un poco de materia gris; de esto está hecho el mundo, de incomprendidos que nos e comprenden, de rebeldes que viven en la casa de sus padres, de mujeres rudas que no pasan de ser una bola de ternura; de hombres con penes pequeños que necesitan saciar sus ansias sexuales y cargan lentes fotográficos más grandes que el susodicho pene.
Pero más allá de todo eso, ¿Quién soy yo para juzgarlos? ¿Quién soy yo para creerme más que ellos? Si al fin y al cabo, he caído en cada una de sus trampas, he comprado cada cosa que me han vendido y sigo aquí, intacto, y curiosamente igual de solo, igual de triste, igual de puto.

viernes, 15 de marzo de 2013

LA PLAYA DE LOS BIENAVENTURADOS HOMBRES MALDITOS



-Mañana caminaremos por la playa. Dijo ella, tomándolo fuertemente de la mano, de aquella forma en que solo a ella le excitaba y al él le dejaban marcas sangrantes que no se borraban ni dejaban de sangrar nunca.

-¿Mañana? Puede ser, pero tienes que llevar tus medias de la suerte, tal vez pesquemos algo o no nos roben.

- Pero mis medias esta sucias, la última vez que acampamos la tuve que llevar por más de una semana, todo culpa de tu miedo a las polillas psicóticas mutantes.

-No importa; llévalas con la pata de conejo, el joker autografiado por dios, y los granos de arroz con forma de buda. Dijo él. Lo que ella no sabía, es que él hace mucho había dejado de ser supersticioso. El solo quería llevar todos aquellos objetos a los que les había depositado su alguna vez su fe, y lanzarlos al mar, estrellarlos contra las rocas. Que luego Poseidón se encartara con ellos, porque él ya la tenía a ella; él ya tenía un póker de haces en su cabello negro.

No eran las 7:23 AM y ya recorrían las calles de aquel pueblo uruguayo, un puerto de rio con playas de arena oscura, esa playa del rio de la plata que solo pisarías allí, porque en buenos aires tal vez pierdas un pie.

Caminaron por las calles empedradas, por los edificios de adobe, tomados de la mano y de los pies. Era una época donde la gente podía caminar tomada de la cabeza, porque en esta época las costumbres no existían. El romanticismo cegado de los unicornios rosados aún era cuento de abuelas salvajes, aquí los unicornios eran primos hermanos de las gallinas; y las gallinas no podían huevos, ponían costillas de cerdo con salsa BBQ y la gente las adoraba como diosas.

Cuando llegaron a la playa, los maldijeron los peces lanzándose sobre sus cabezas, pero como todos saben, esto era síntoma de buena suerte, de que se amarían hasta la próxima navidad, una navidad que solo llegaría hasta el 22 de agosto próximo. Cuando doblaron por la casa de Doña Tía, encontraron un duende mágico sentado en un inodoro, tratando de hacer aquellas cosas que hace los humanos en los inodoros. Pero en estos años, los duendes se sentaban en los inodoros para eso, y para lanzares cartas mágicas que decían la verdad a la gente, aunque los duendes, solo querían que las mujeres les mostraran los pezones, pícaros ellos.

Así pues, el duende ataviado en sus cuestiones gastrointestinales como pudo les lanzó una carta que tenía escondida en la carpeta de pendientes por pagar, o por lanzar según quien lo lea. Ella dio tres saltos mortales, dos hacia adelante y uno hacia atrás, y con la gracia mística de un dinosaurio bailarín recogió la carta y volvió a donde su amado con otros 16 saltos mortales, 22 hacia adelante y solo ¾ de salto hacia atrás y cayó en la punta de la nariz.
-Mira la carta que me lanzo el duende, dijo ella.

-¿No te robo los pezones? Bota la carta, y bota todos estos artilugios; ya no necesitamos suerte, o destino; o tan siquiera los horóscopos que desayunamos con vodka y gigantes de goma. Le respondió el, con la cara azul del sudor, por aquí el sudor salía de colores dependiendo del estado de ánimo del sudador.

- ¿Estas bien? En otra época, esta carta seria tu amuleto cariño. Le respondió ella, que ya sentía como aquel sudor azul empezaba a inundar todo el pueblito uruguayo.

-Pues hoy no, hoy mi amuleto eres tú; hoy, no necesito nada de esto, señalando con la mano de palo todos los artilugios contra mala suerte que tenía en la maleta.

-¿no necesitas la pata de palo? ¿ni la foto de Mockus, las uñas de Ronald Mcdonals, o el callo de un elefante albino?

- NO¡ dijo el rotundamente. Luego tomo todo, lo lanzo 1235 leguas rio adentro. A un punto que se llamaba: EL BOTADERO DE ARTILUGIOS CONTRA LA MALA SUERTE, aunque en realidad nadie sabía que se debía de hacer en ese punto. Luego la tomo   de la mano y le dijo:
-Te tengo a ti, te tendré siempre. Y aunque él lo dijo con tanta seguridad, lo que el no supo, es que aún tenía la carta pegada en la frente por el sudor, y elle pudo leerla; por primera vez, ella tampoco quería ningún artilugio para la buena suerte.

Luego Poseidón les devolvió cada uno de los artilugios, lanzados por un tanque “anti gente que lanza artilugios a los reinos de Poseidón” y los mato, porque Poseidón es también un picaron.


miércoles, 13 de marzo de 2013

PIROTECNIA DE LA INREALIDAD


No sé si estoy muerto, no sé si la sangre que sale de mi boca es una muestra de mi vitalidad; debe ser la gastritis, o la migraña. Nada de esto tiene que ver con el alcohol.
Camino por las calles sin pavimentar, camino por aquella vía que me deja en la puerta de tu casa. Te miro a la distancia y susurrándole al fantasma que se encuentra a mi lado, cuento las historia imaginarias que he vivido junto a ti; de cuanto fuimos a parís aunque tú no te habías despertado. Del día en que las tripas salieron de mi pecho y tú las recibiste complacida entre tus brazos. No sé si soy un fantasma, como puedo estar muerto si te amo.
Me reúno en la taberna del inframundo, o en la del mundo (no sé si estoy muerto) hablo con mis amigos del mas allá, pero el cantinero se ve tan vivo como tu; le cuento que me enamore de ti, de tu caminar, de tu vestido negro y de tu cara de mala; le cuento las veces que me he colado en tu cama para verte dormir o para escucharte roncar... Cuando me escucha empezar a llorar, solo puede servirme más cerveza; vaso por vaso mi vida se diluye y mi hígado se desintegra, pero al final; que importa todo, si ya estoy muerto.
Te ves tan linda viva, te ves tan rosada. Y cuando duermes, el respirar de tu pecho y el calor de tu corazón son simplemente sublimes; todos mis sentidos se exaltan cuando me siento a un lado de tu cama. La mezcla de drogas y vodka se confabulan para que te conviertas en una mezcla de helena de troya y batichica. Eres más sensual que linda, y más pura que inteligente; las calles te han hecho tanto daño como bien. Irónicamente todo lo que me atrae de ti, es lo que me molesta del resto de la humanidad; deben ser las ventajas de estar viva.
En tu pelo negro mis palabras se van, como los perros callejeros echados de los restaurantes; así me trata la vida cuando camino a tus espaldas; la estupidez de amar a alguien que no está en este mundo, que está viva y que tiene las fuerzas para no lanzarse al vacío coqueto del segundo piso; yo me lanzo todos los días a las 7:23 AM, pero llego al piso y recuerdo que ya estoy muerto, luego vuelvo a perseguirte.
Una vez, supongo que hace muchos eones, intente hablarte; intente gritarte, y solo la brisa llegaba a tu lado, intente atraparte entre mis brazos malditos y no pude; intente hacerte feliz componiendo poemas mediocres y novelas de 2 líneas; intente hacerte reír hablándote de tetas y de gente idiota, pero todo aquello que intente fue infructuosos, mis fuerzas se diezmaron con la rapidez de una lluvia en el desierto y mis ideas, que de por si son pocas, se acabaron en las vitrinas de mi pequeña mente. En ese instante comprendí que estaba muerto, que no existía más que en la mente del estúpido destino, que sea lo que exista más allá de la vida, es esto. Estaré condenado a rodearte de mí aura de amor y deseo, condenado a bajar en medio de tus cortinas y del humo de tu ducha; a verte sufrir por seres mediocres, a nunca conocer el sabor carmín de tus labios universales.
Y en el fin, solo quedaba seguir aquí, resignado a no existir y a existir en mi mente; me di cuenta que era invisible, que estaba muerto. Solo al ver tus ojos comprendí, solo al escuchar tu vos cantar en los jardines entendí, que ser un fantasma era una bendición, porque sin importar lo que pasara podría estar toda la vida a tu lado, podría verte sonreír hasta que murieras.

miércoles, 6 de marzo de 2013


CAMBIAR


BOGOTÁ, 6 DE MARZO DE 2013

CONTRATO

Yo ANDRES MOYANO BEJARANO en este contrato me comprometo bajo la ley del destino a cambiar. Para bien o para mal, pero a cambiar. Desde hoy puede que mis actitudes me lleven a los peores caminos de la humanidad o hagan de mí un nuevo ser, puede que hagan que abrace con confianza a la gente o bese en los labios a todas en la calle. Me puede llevar a ser más despreciable de lo que ya soy, o simplemente me puede generar una gastritis menos.
De todo esto se encargara el destino y yo seré tan solo un juguete de él, pero en aquel momento en donde vea el camino que la vida me muestre, dicho camino seguiré sin chistar; todo debido a que mis propias elecciones me han llevado a un punto, donde simplemente no estoy bien conmigo, con la vida, con la existencia humana. Así pues, dejare de lado mis elecciones, haré que el azar sea mi cruz y el destino marque cada paso.
Me rindo, me cruzo de brazos y dejo de luchar. Dejo de correr contra la corriente y me entrego con los brazos abiertos al caos de la fortuna. Si este contrato se rompe de alguna u otra manera, el propio destino será juez y ejecutor, será quien corte mi cuello o me empuje al precipicio. No hay opción de ser inocente, no hoy.

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ANDRES MOYANO BEJARANO

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                TESTIGO #1                                                                                                      TESTIGO #2

martes, 5 de marzo de 2013

CARRY ON


Los mundos son una mezcla, un estadio que grita ensordecedoramente al ver los titanes pelear. Son la sangre de los niños que corre por las negras alcantarillas; yo camine, por entre los brazos cercenados y la cabezas sangrantes. Yo camine por el dolor de la vida misma, la vida que me apuñalo con aquel gris metal, que se sacudió mi sangre de la cara y dejo mi cuerpo a la suerte y a los insectos.

Así me dejan los recuerdos, asfixiado, mutilado, dolorido, harto  Así me deja la vida cuando me dedico a pensar, a musitar estas palabras mágicas. Así pues, el amor transcurre lentamente, como una neurotóxina recorriendo mi torrente sanguíneo; el color de tú pelo se convierte en el tapiz de mi piel, y cuando estoy contigo Tokio no es tan lejana y Rusia no es tan extraña, pero por dios, por cada uno de los dioses que los seres humanos hallan creado, duele, duele como la vida misma.

Y batallaría por ti, con el fuego de tu pelo cada una de las guerras, los humanos en mis manos perecerían como estas letras fluye, tan natural como la muerte es mi amor. Y no me llames blasfemo si digo que ningún ser superior tiene más poder que yo. No me llames grosero si te interrumpo. No me llames morboso si te deseo, no me llames inoportuno si te toco en la calle. No me llames obstinado, si te sigo amando.

Que si eres producto de la locura, que importa. Que si mi mente se ha convertido en un nido de marineros y putas, a quien le interesa. Que si hace 8 días no me baño, nadie se dará cuenta. Me dedico a en numerar las cosas, los motivos, las razones, las mil y un formas en que aspiro a hacerte real, a hacerte carne de mis ser, sangre de mi aliento, a ser el color rosa bastardo de mis alegrías.

Cuando te soñé, cuando te viví. Una canción mágica sonó en mí, y yo, yo brille por ti. Y luego la muerte aquí, el dolor allá. Estos sonetos bastardos empezaron a nacer, y el ritmo seso, y un dios murió. Y los ángeles en el infierno quemaron sus alas ante el dolor. Y un grito sonó, y mi sangre por fin libre corrió, y los delirios cesaron sin ninguna razón, y solo un son quedo, el dolor siguió. Y yo aquí me lamento, escribir absurdas conjeturas de tu amor.