lunes, 5 de septiembre de 2011

EL MUNDO EN EL TÁRTARO...


No era casualidad una historia así,
No eran formas del destino, 
que se encontraran en dicho encuentro;
Los habitantes del tártaro se acumulan alrededor de curioso evento
Allí, indiferente a la mirada atónita y escalofriante de hades, estaba el.
No tenía nombre, solo era el,
Nadie sabía sobre su existencia, no importaba tal vez en estos momentos;
No le importaba salir del tártaro, no quería escapar;
No quería que el mundo reconociera su nombre, ser un héroe seria enfermizo
No era momentos de grandes hazañas, en el mundo de los vivos nunca sabría de su éxito;
Lentamente pasó a paso, sin rastro del pudor de los penantes,
Sus demonios perdidos ya se hallaban, y el, ahí.
Entre gemidos, rocas, dolores, abismos interminables de almas penantes;
Inmutable.
Cuantos cayeron en esta misma empresa; no existía forma;
Aun pero, no tenía ningún motivo.
Y aun así, retando al mismísimo hades;
Una batalla sin cuartel, no existe honor en el lugar donde reina la muerte
Insolente tal vez pensaba el dueño de este macabro y oscuro mundo,
Luchar por nada, ni recuperar su vida pidió y aún sigue.
El alba llego sí que hades se sintiera atemorizado, pero curioso de aquel insignificante ser;
Y hay llego el, él no tenía nombre, solo era él;
El circo romano, era una pequeñez comparada,
Y sin darse cuenta, y sin descubrir sus cuerpos todo empezó
Y aun así el silencio seguía apoderado de todo,
Ante la insistencia de Hades para que él se rindiera;
Sonaron las primeras palabras que el tártaro le escuchara “solo cuatro paso, solo cuatro pasos hades, te condenaran”
Una risa malvada, que ensordeció hasta el olimpo, el orgullo insensato de hades,
Todos y cada uno de los poderes que ser el hijo de Cronos le otorgaba;
Uno, dos, tres…
El miro a los ojos a hades; esos ojos que no reflejaban nada.
Y sin ningún motivo, sin sentido aparente, como tampoco lo tiene toda esta historia,
Hades miro como si trono, piedra a piedra y diamante a diamantes se destruía,
Uniéndose estruendosamente al mundo de lava y destrucción,
Ese que él había gobernado.
Él no tenía nombre, el solo era él.

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