domingo, 4 de septiembre de 2011

VERDES PASOS

Se subió lentamente al bus, no sé por qué, me fije en su mirada,
iba curiosamente vestida,
una bufanda como cualquiera; hacia que su pelo azul resaltara sobre el verde de la tela;
camino, paso a paso, teniéndose suavemente de cada barra de hierro hueco a su mano,
mirando a través de unos enormes ojos, donde ubicar su existencia.

Suavemente se sentó a mi lado
¿curiosidad? ¿intriga? ¿fascinación?
tal vez sabia que necesitaba escribir esto, tal vez que necesitaba escribir sobre ella.
Tenía algo en la mirada, sonreía pero…
había algo en su mirada, algo que yo conocía; me sentía reflejado;
en un espejo había encontrado esa misma mirada hace ya varios años, era igual a la mía.

Solo quería saber el por qué de su mirada, si era culpa de su pasado o de su futuro;
porque a pesar de que en su mirada se veía el tormento y el dolor,
en su sonrisa había tanta ternura.

Pensaba que tal vez por cosas de su destino, del mío o el del mundo,
había dejado atrás un mundo que la distraía,
y pensaba como metro a metro se acerca a tantas cosas que le recuerdan su verdadera existencia,
ese mundo oscuro y difuso al que llama soledad.
En cómo piensa en dormir, en acostarse y darse cuenta que está sola, la oscuridad se lo recuerda y su mente lo amplifica.
Camina a pasos lentos y pesados, los mismos que dio esquivando personas en el bus, los mismos que utilizo caminando hacia la puerta.
Ve su cama y piensa en esa palabra, soledad.
Me doy cuenta que el mundo ya le da igual, puede acabarse hoy,
se reirá de las esperanzas del mundo y simplemente seguirá caminando con los mismos pasos lentos y aburridos.

Cuando volví a este mundo, cuando abandone su mente; ya se había marchado, solo alcance a ver cuando volteaba a verme; antes de que el ultimo de sus cabellos azules saliera del bus; no le hable solo la mire un par de veces y aun así la sentí mía.

No hay comentarios:

Publicar un comentario