jueves, 10 de mayo de 2012

YO, MI OTRO YO Y YO.



Yo y mi otro yo, el que se refleja en la moneda que guardo en mis roídos bolsillos, el que escapa de la bufanda y se libera en las noches donde la luna no se refleja en los charcos de las lloviznas de marzo. Ayer vino a mí, volvió a aparecer ese hombre que se aprovecha de mi rostro y de mi nombre para tener autoridad en este plano humano y banal, es aliado de mi psicosis y termina convirtiéndose en mi única compañía, en una falsa ilusión, una falsa ilusión que es más real que cualquier cosa en mi vida…

Los días no son normales sin su presencia, hoy me levante y me esperaba frente a aquel ventanal que da a la ciudad, me pare, tropecé con un par de botellas de vino que el mismo había comprado la noche anterior y sin siquiera darse vuelta me saludo:

-como te encuentras criatura. Dijo con aquella voz casi imperceptible.
-bien, un poco afectado por todo, pero bien supondría. Respondí.
-no es bueno que bebas tanto, criatura. Tal vez en tu mente el alcohol se encargue de desaparecer todo aquello que el sicólogo no soluciona, pero donde queda la parte en que tu locura te configura, donde se guardan los secretos del mundo, si no en la demencia de los hombres. Mi existencia, programada en tu cabeza por la necesidad de encontrar en el mundo una parte de ti que no existe, un efecto involuntario de tu imaginación que me ha creado… amigo mío, el mundo no es tu lugar, tu lugar es tu mente. Así que hoy deja el alcohol a un lado, aprecia tu pequeña cabeza, recuerda que en este irónico mundo, los dementes son los únicos que ven la verdadera realidad.

En el momento en que una respuesta algo ilógica iba a salir de mis labios temblorosos, gire la mirada hacia donde se encontraba mi espectroso amigo, y no lo vi; trate de invocarlo, buscarlo, darle mensajes con mi desequilibrada mente, pero en varios días no obtuve respuesta.

¿Estuvo todo este tiempo a mi lado, tan solo para decirme que dejara de beber? Para eso fue todo… y aun así, no sirvió de nada… las botellas aun caen de mi cama, vacías y yo espero a mi otro yo, al cuerdo; alguien debe salir a comprar más vino.

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