Chicos del
espacio están jugando en mi jardín, vienen cuando la muerte ronda estas calles,
son símbolo de mal augurio; un cuervo del más allá, tal vez.
Llegan sin más,
no importa la hora ni la víctima, ellos están aquí para mostrarme los deseos de
la muerte, y yo solo me doy cuenta que los chicos del espacio están jugando en
mi jardín, con restos de un cuerpo humano, o con alguna parte de mi
imaginación, no me alarmo, ellos son así.
Camino rápido,
sin pausas; alardeando de un futuro y de una posición social que me ha brindado
el destino y sus curiosos juegos con la muerte, esa muerte que se ha
configurado para despejar de mi camino cualquier obstáculo sin que yo deba
mover un solo dedo, sin siquiera desearlo…
No tengo
planeado contar mi vida, ni las jugarretas que la muerte ha hecho para
beneficiarme, esto es pues, algo que sigo sin comprender, pero que al final
termine aceptado, la muerte me ama, siempre he lo dicho, retándola.
La primera vez
fue algo traumático, lo seria para cualquier persona; ver a aquellos seres
merodearte, como aves de presa alrededor de tu cuerpo putrefacto en la mitad
del árido desierto, es una imagen que a nadie le gustaría ver; no comprendía la
ayuda que necesitaba para no volver a la cárcel, aquel hombre con sonrisa
maliciosa que me acusaba de cosas que nunca cometí, pero que se aprovechaba de
mis errores para su beneficio; era un obstáculo invencible. Hasta el día en que
vi acercarse hacia mí a uno de estos seres, me miro a los ojos y solo musito
“chicos del espacio están jugando en tu jardín”
La mañana del
juicio vi como en el patio de mi casa, estos seres se encargaban de destripar
el cuerpo de mirada maliciosa que me intentaba encerrar, hasta el punto en que
dicho cuerpo se desvaneció sin dejar rastro, finalmente no había quien me
llevara de nuevo a prisión.
Y así, años han
pasado desde ese irónico pero justiciero acto, y desde ahí todo cambio; mi vida
empezó a cobrar una fuerza que nunca había tenido, el éxito se apropió de mí y
me convirtió en un importante ser, en una persona poderosa, pero ya no recuerdo
cuantas veces he escuchado “chicos del espacio están jugando en tu jardín” sin
que nada me involucre, solo mueren y ya, yo me adueño de su futuro y de sus
éxitos.
Hoy desperté,
aliste el vestido de aquel diseñador por el que todos los mortales desearían
ser vestidos, en el hogar que los mismos reyes envidiarían, maneje el auto que
haría temblar a los más rápidos bólidos de competición, para llegar a la oficina
que se alza por encima del resto del mundo, de un mundo que yo manejo…
Acabo encontrar
en mi oficina una nota escrita en rojo, en rojo sangre que dice “ahora tú debes
ser un chico del espacio, para jugar en el jardín de alguien más” siempre supe
que esto pasaría, no me alarmo, respiro profundo y limpio la navaja que siempre
atesore, hoy termina esto. Gracias chicos del espacio.
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