lunes, 6 de mayo de 2013

V MAYÚSCULA.


Son las 4:47 am, no sé porque siento la necesidad innata de escribirte. A veces, cuando mi mente puede funcionar de la manera en que siempre ha debido, me dedico a pensarte. De vez en cuando, cuando mi mente se vuelve rebelde, y la demencia que me ha sido heredada de algún pariente psicópata y sanguinolento se hace presente, me dedico a pensarte.
La historia se ha escrito con un dolor aleatorio, hoy es mío, ayer fue tuyo, mañana será compartido. Hoy, hoy, hoy… cuando miro al cielo recuerdo los latidos de tu mirada en mi cuello, cuando respiro me recuerdo a tu lado.
Muy lejos están las historias de nuestras vidas. Perdido me siento sin la fuerza de tus palabras, mas nunca me siento lejos de ti, nunca lejos, de ti hoy.
En ti. Contigo. Contigo comparto un odio por el mundo, un odio raro, un odio lleno de comprensión y miradas por poco lascivas, una mirada de amor con la que solo puedo verte a ti.
Que puedo decir, con que miedos puedo hablar. Cada vez que te escucho recuerdo mi vida, mi infancia, mi crecer, mi destino desde que te conozco. Recuerdo, amo y odio al mismo tiempo. Odio ser el ser que soy. Amo el ser que puedo ser cuando tú eres quien marca el ritmo en que respiro. Soy un ser blasfemo, pútrido y raro, soy todo lo que no puedo ser para conquistarte, soy tanto, tantas cosas inútiles que termino siendo una amalgama de cosas, ninguna interesante.
Somos tan parecidos como distintos. Somos todo lo que se puede ser sin llegar nunca a unir nuestras almas, somos el sexo mágico de la mañana, el sexo que se da cuando miramos una estela azul en el cielo negro, somos el sexo que nunca sucederá y la realidad que consterna a muchos.
Esto es lo que siempre escrito, un dictado absurdo de palabras para ti. Una recopilación abstracta de basura, eso soy. Pero tú eres más que eso, tú eres la realidad máxima de esta rondada, tú eres todo aquello cuento necesito y no tengo.
No seas como yo, como yo nunca seas. Vive feliz aunque yo respire para desear tus labios y la curvatura dorada de tus pechos, no seas como yo. No he despertado con ganas de escribirte, ni te escribo para poder dormir en paz, escribo porque necesito que seas mis letras, porque de mi mente no sale más acción que escribirte.
Soy lo que quieres que sea, soy cuanto puedo llegar a ser tomado de tu mano.
“Gracias por el regalo de la libertad” le escribía Rilke a todas sus amantes al despedirse, yo no lo usare para aquella dolorosa misión, ya me despedí de mil maneras cuando así debí se debía cometer. Hoy, hoy no quiero despedirme, mas cuento daría mi vida, mis riñones, mi espíritu, mi cefalea y mis letras para poder verte.
Me muero por las respuestas que tus labios me dan, me muero por recordar, por vivir y por seguir existiendo en tu camino, no sé quién soy. Raramente me seduzco por el silencio de tu virtud. Existe un sueño húmedo en el que tengo sexo con tu esperanza, no contigo. Cree un sueño en el que me revuelco con tus miedos para ahogarlos, para poder hacerte feliz. Me imagine un mundo, donde te tengo cada segundo para mí.

No hay comentarios:

Publicar un comentario