¿Cómo puede considerarse apto un adulto a escribirle a un pequeño, si
no es capaz de entenderle? ¿Son sus recuerdos, argumentos válidos y reales para
sustentar una obra infantil? Estas son preguntas que pueden surgir a través del
estudio de la obra literaria (claramente dirigida a público infantil) para
tratar de indagar dentro de estas dudas, debes primero conocer que la literatura
infantil puede ser tanto la que el lector primerizo apropia para sí mismo sin
importar para que publico fue escrita, o aquella que desde el inicio de su concepción
como obra literaria tuvo como destino a los infantes, también que dentro del
concepto de Marisa BORTOLUSSI, (1985, p. 16) que reconoce como literatura
infantil "la obra estética destinada a un público infantil".
“La literatura infantil sería la acomodación poco valiosa de las
creaciones adultas a la mentalidad y experiencia insuficientes del niño” LOPEZ
TAMES (1999, p. 16) Son muchas las posturas en contra de la considerar la
literatura infantil, parte del conglomerado artístico en el que podríamos desempeñarnos,
muchas veces marcados por los estereotipos que nos han dejado la proliferación de
la literatura instrumentalizada, que ha sido llevada a limites absurdos, donde
en pro de un avance económico y apoyados hipócritamente en la consigna de “incentivar
la lectura a temprana edad”, se llama literatura a textos con tintes pedagógicos
en cuales los procesos de creación son nulos en cualquier sentido artístico (literario,
visual).
Pero retomando las preguntas, se puede dudar de muchas formas en la
veracidad de los textos que adultos escriben especialmente para chicos y si
estos en realidad cumplen la función de la literatura infantil, que más que
incentivar a la lectura, o contener métodos de carácter didáctico, deberían como
la literatura en general, ser creada para el goce espiritual y mental del
lector, dejándole en segundo plano las interpretaciones a quien recibe el
texto, y no subestimando a un niño, por ser eso, un niño. Pero entonces podríamos
dudar en que ninguna persona podría escribirle a otra, porque sus experiencias jamás
serán las mismas y sabemos que esto no es así, porque de esta manera no tendríamos
ninguna ejemplo de literatura.
El hecho de que un adulto escriba literatura infantil, puede
compararse de una manera romántica con la discusión sobre si un niño sabe lo
que es amar, y aunque esto es otro tema, todos al fin y al cabo hemos sido
niños, y el ser adultos nos hace muchas veces más conscientes de lo que el
mundo generaba en nosotros y tal vez esa conciencia de la inocencia y la
infancia perdida, inspire aún más a tratar de recuperarla a través de la
lectura que realizan los pequeños de la obra del susodicho autor.
Estos detalles podrían validar aquellos que intentan explicar que no
se debería diferenciar una literatura dirigida hacia una u otra edad, cuando al
fin y al cabo encontramos adultos que dedican su experiencia literaria a los
cuentos infantiles y niños que inician su contacto con las letras con “Madame Bovary”
BIBLIOGRAFIA
·
“EN TORNO A LA LITERATURA INFANTIL” JUAN CEVERA,
UNIVERSIDAD DE VALENCIA. CAUCE, Revista de Filología y su Didáctica, n2 12,
1989 /pgs. 157 -168. http://cvc.cervantes.es/literatura/cauce/pdf/cauce12/cauce_12_007.pdf
· INTRODUCCIÓN A LA LITERATURA
INFANTIL, Román López Tamés,1999.
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