domingo, 24 de febrero de 2013

LA CIUDAD DE LA FURIA.


-Necesitamos hablar, necesito hablarte. Necesito dejar de soñar contigo, dejar de obsesionar mis dolores con tu nombre. Necesito un nuevo cerebro y miles de nuevos traumas, necesito una esperanza, un millón de años luz de camino para olvidarte, necesito dejar de imaginar que la vida es un conjunto utópico de tus y de yos.
Cuando te vi, cuando decidí exorcizar mis recuerdos de la textura tersa de tu piel; en ese momento solo quise caminar, caminar por el mundo paralelo de mi cruel mente. Para evitar por tan solo un segundo, amanecer colgado de tu mirada.
“La ironía se mezcla con la desgracia en nuestro vals milenario, se envuelve en la ilógica confusión de párrafos sanguinolentos, se retuerce entre la basura de mis palabras y las deidades enamoradas de tu sonrisa”
-¿qué me robaste el corazón? ¿Que nuestros diálogos son la fantasía de tu falta de confianza? Cuando te miraba encontraba las palabras que la gente no siempre escucha de mí.  El otro Andrés mutaba en mi memoria, se volvía el kraken de la mentira y encontraba en sí mismo la realidad. Nunca has dejado de ser la mentira más cruel, el olor falso de los días de verano, nunca has creado el rojo fantasía que me dabas de cenar cuando hacíamos el amor, eres una farsa y lo sabes.
“BASTARDO QUIEN ME LEE Y NO PIENSA EN LA MIERDA QUE PUEDE GENERAR LA REALIDAD, BASTARDO QUIEN NO ME LEE DROGADO O EBRIO, BASTARDO QUIEN CREE QUE LA LÓGICA LE TRAERÁ LA CALMA”
-    ¿A dónde nos lleva todo esto?
-    A la ciudad de la furia. Respondió ella, sin dejar de pensar que los cambios repentinos de temáticas era tan normales, como que hacían el amor en la mita de una discusión. La penetración se intercalaba con los putasos y así era como a ella le gustaba.

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