-Necesitamos hablar, necesito hablarte. Necesito
dejar de soñar contigo, dejar de obsesionar mis dolores con tu nombre. Necesito
un nuevo cerebro y miles de nuevos traumas, necesito una esperanza, un millón de
años luz de camino para olvidarte, necesito dejar de imaginar que la vida es un
conjunto utópico de tus y de yos.
Cuando te vi, cuando decidí exorcizar mis recuerdos de
la textura tersa de tu piel; en ese momento solo quise caminar, caminar por el
mundo paralelo de mi cruel mente. Para evitar por tan solo un segundo, amanecer
colgado de tu mirada.
“La ironía se mezcla
con la desgracia en nuestro vals milenario, se envuelve en la ilógica confusión
de párrafos sanguinolentos, se retuerce entre la basura de mis palabras y las deidades
enamoradas de tu sonrisa”
-¿qué me robaste el corazón?
¿Que nuestros diálogos son la fantasía de tu falta de confianza? Cuando te
miraba encontraba las palabras que la gente no siempre escucha de mí. El otro Andrés mutaba en mi memoria, se volvía
el kraken de la mentira y encontraba en sí mismo la realidad. Nunca has dejado
de ser la mentira más cruel, el olor falso de los días de verano, nunca has
creado el rojo fantasía que me dabas de cenar cuando hacíamos el amor, eres una
farsa y lo sabes.
“BASTARDO QUIEN ME LEE Y NO PIENSA EN LA MIERDA QUE
PUEDE GENERAR LA REALIDAD, BASTARDO QUIEN NO ME LEE DROGADO O EBRIO, BASTARDO
QUIEN CREE QUE LA LÓGICA LE TRAERÁ LA CALMA”
- ¿A dónde nos lleva todo esto?
- A la ciudad de la furia. Respondió ella, sin dejar de
pensar que los cambios repentinos de temáticas era tan normales, como que hacían
el amor en la mita de una discusión. La penetración se intercalaba con los
putasos y así era como a ella le gustaba.
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