Es innegable el
hecho de la escritura como auto exorcismo mental pero más allá de eso; su
función es un enigma cabeza a cabeza, la busca de fama y reconocimiento, el
placer de la entretención del público, o simplemente el derecho a expresarse de
una forma única y particular; es un mundo que nos permite a quienes nos
consideramos escritores establecer las reglas de nuestro propio universo, y
claro está guardando las proporciones volvernos dios mismo.
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