Y mis temas ni hablar, son tan propios que tan solo un
par de irreverentes y aquellos que se dejan engañar por las formas se ven
seducidos. Pero Chejov no me leerá, al menos en esta dimensión. El mayor
problema es que escribo un pastiche de cosas que él intenta sin haberlo antes
descubierto, trato de vivir cada palabra, pero como un amateur aun, hasta hace
poco deje de escribir como un ejercicio sanador y me dedique de cuerpo a la
obra artística como tal.
Por tanto esto
define lo que sería mi poética al día, una obra que rompe con todo lo que
Chejov plantea. Escritura en primera persona, largos monólogos interiores
paisajes que se vuelven inconexos por los delirios que los mismos monólogos
producen, describo mucho y narro poco.
Pero tal vez, vería en el fondo y en algunos casos,
una relación directa con lo que el también escribe. Un temor y una desconfianza
a los textos largos, la intención de crear imágenes que generen sensaciones en
el lector, la necesidad de tener parejas aunque los conflictos no sean siempre
lo mismo.
Si le escribiera Chejov, estoy seguro no estaría contento,
me recalcaría que la necesidad de trabajar los textos es vital y que aquellos
que produzco de una sola sentada (la gran mayoría) deberían ser tratados hasta
que la brevedad sea primordial
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