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El patrimonio no deja de ser un elemento de interpretación
variable, de definición complicada y de interpretación aún más compleja, más si
tenemos en cuenta lo complejo de crear esos parámetros en un país como Colombia
donde es casi imposible generar una conciencia de unidad cultural, para desde allí
empezar a estructurar una concepción nacional de lo que para el cumulo de
personas que formamos el territorio nacional, es el patrimonio cultural y
cuanto valor tiene dentro de nuestra historia y cultura.
Es quizás el clamor y la explicación de este fenómeno,
no solo nacional, sino global, acentuado por el miedo y la paranoia que genera
en toda la humanidad los cambios de siglo, lo que la autora intenta explicar en
el texto. Las razones por las que el patrimonio existe, por las que se deben
preservar y en especial para quienes se debe preservar y otros aquellos que
deben y tienen la obligación de hacerlo.
El inicio del siglo XXI y sus características nos
hacen entender aún más los fenómenos a los que puedan estar enfrentados el
patrimonio tanto nacional como mundial. Un conflicto armado en el país que hacía
imposible la investigación, clasificación y preservación. Unos entes estatales
que se centraban en el conflicto y se mantenían a raya de otros elementos de carácter
cultural. Un gran cumulo de nuevas tecnologías y muchas veces un interés de
investigaciones internacionales que se adjudicaban la posibilidad de
interactuar y lograr adquirir elementos valiosos del patrimonio que aumentaran
y construyeran nuestro sentimiento de unidad y de identificación con los
valores que se nos han trasmitido a través de la historia.
Pero también el cambio ha creado la posibilidad de
una nueva mirada, de enfocar la visión del patrimonio directamente al
ciudadano, al visitante, a todos. Necesario, si, riesgoso también. Es necesario
valorar el poder que tienen los museos, las exposiciones, los centros históricos
y las ruinas arqueológicas, aunque también estos tienen el riesgo de estar allí,
estáticos, inmunes, mudos, sin el poder que les permita generar conciencia y recordación
histórica, sin contexto y muchas veces, sin historia, convirtiéndose en tan
solo elementos estéticos y decorativos, razones para llevar turistas de un
sitio o a otro pero que no conllevan ni representan el valor y la responsabilidad
que tiene el patrimonio en la creación de memoria
Seguimos siendo un país que necesita del patrimonio,
las palabras de la autora son tan valiosas en lo más fuerte del conflicto
armado como en medio de un proceso de paz como hoy:
“Se habla de
patrimonio cultural en este país, en este momento más que en otro, para quienes
quieren resistir; se habla de patrimonio cultural para resistir el
desgarramiento del país y sobreponerse a él, para reafirmar que el miedo no nos
ha quita la identidad, pasado, pertenencia, territorio, símbolos, es decir, no
nos borra el continuar haciendo historia”
Es quizás allí donde se encuentra el valor mismo del
patrimonio dentro de un país dividido y atípico como Colombia, en que solo el
reconocimiento y la apropiación de los diversos tipos de patrimonio cultural,
nos permitirán sentirnos alguien en el planeta sociopolítico en el que nos
encontramos, nos permitirá sentir que siempre hemos estado aquí, que todo lo
que hemos hecho ha sido historia, que nuestras raíces son múltiples y variadas,
pero que las tenemos y que podemos sentirnos y encontrarnos en ellas cuando
vivamos dicho patrimonio.
No solo es sentir que hemos estado aquí por siglos,
sino que es nuestro deber continuar; y continuar mejor, con más memoria y menos
olvido, con más conciencia de lo que somos o podríamos llegar a ser. Esa es la
importancia del patrimonio en Colombia, una muestra a veces brillante de
nuestras capacidades y a veces vergonzosa de nuestro desprecio hacia nosotros
mismos. Es urgente entonces lograr que el patrimonio resista como lo señala la
autora, pero no solo que resista físicamente sino que resista en la memoria de
la población; que resista en el ímpetu de la academia por preservarlo e
investigarlo; que persista en el estado por motivar sus conservación; que
persista en el publico por observarlo y apropiarlo; que persista para que ayude
al país a seguir persistiendo; que persista para desarrollar, una nueva
historia que está por venir.
Andres Moyano Bejarano
Patrimonio
Universidad Jorge Tadeo Lozano
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