martes, 26 de febrero de 2013

SANGRE EN EL CABELLO DE MI SOLEDAD


No acostumbraba a escribir drogado, no tenía por costumbre leer borracho. No se dejaba consumir lentamente por la demencia, no cuando la tenía a ella. Cuando su pelo rojo se sentaba a su lado y se dedicaba a reír de las estupideces que producían la diarrea verbal, el gusto sexual y la atracción mental.

-Váyase para el árbol. Le decía ella, cuando los burlescos y medio estúpidos comentarios, que en realidad solo lograban causarle gracia a los dos, llegaban a sus oídos, sus lindos oídos.

-Pues me voy, parce. Me voy y la dejo sola, y se habla con el pasto, que la yerba le diga que es hermosa y que psidelo la consienta. Pero en realidad no tenía la intención de moverse un solo centímetro de aquel escalón donde se sentaban. Donde eran algo, donde eran todo, una amalgama de cosas, eran todo menos novios. Y eso, eso era lo mágico, la realidad impregnada de un leve olor a desenfreno.

Día a día, las horas amarillas, los pájaros subterráneos hacían eco en sus mentes. La necesidad de verse y no de besarse, de hablar, de dejar de sentirse solos en la mitad de una fría Bogotá, eso los mantenía juntos. El tiempo de los dos se hacía eterno y creaba en medio de esta, una realidad paralela. Ni el universo entero de Asimov podía compararse a las horas de debates estúpidos e inútiles, que iban del olor de los peces bajo el agua a la crítica constructiva de la gente fea.

Que puedo decir de ellos. Ni siquiera los conozco. Los observo alejado, alejado de la realidad en pro de esta mística científica. Ella soy yo y yo soy él. Somos todos una diáfana mezcla de sexo húmedo, una mezcla de tetas y penes pequeños. Qué más da.

-         Hoy hablaré sobre su pelo rojo, en primera persona para que me escuchen, en tercera para que lleguen alguna vez a creer en que soy un robot. Una máquina mágica de Krypton, creada por Jor`el hace 2000 años. Soy el Terminator que viene a escribir de ella. Soy lo que ella ha creado de mí. Soy la falta de alcohol y cafeína. Soy tú, y tú eres lo que quiero ser.

¿Por qué escribo sobre ella? Como diría Jodorowsky en un tweet, al responderle a uno de esos prepotentes escritores pubertos y de obsesiones estúpidas sobre porqué la repetición de los elefantes en sus películas: (si un tweet, esto es el siglo XXI, a la mierda los escritores clásicos, a la mierda esas deidades que no me hacen sentir bien; a la mierda todos aquellos que se creen superiores por leerlos hasta la saciedad. Por mí los mataría a todos. Dejaría a Murakami, a Coetzee y Bioy Casares, los haría esclavos de mi mente y de mi lucha contra la soledad) porque me gustan los elefantes y ya. si me gustaran los huevos fritos pondría huevos fritos.

Era ilógico, todo lo que la humanidad pudiera decir sobre ellos era ilógico. Pero me gusta pensar que se puede engañarlo todo. Para hacer frente a las veces que he sido engañado. Y es bueno saber, que cuando me dieron por muerto, yo fui encontrado y ahora ya no deambulo por estas calles. No soy el fantasma que tú querías que fuera                                                                                                                         
                                                            (Carry on – FUN.)       
                    
Como una canción rugosa, como un talibán sabor menta fresca o como un mojito que me esconde las mentiras. Ilógica desde las putas a Budapest y desde el sexo oral hasta la séptima con 19, las delicias que crea lo ilógico es lo que lo seduce de ella. No deja de perderse en su ropa intermitente, en sus besos sabor a lija fresca o en sus palabras aguadas, en su necesidad de que sea mejor y de que no deje de ser el borracho depresivo del cual se enamoró.
Y al final, o al medio; sí  al medio. Él la odia tanto como la quiere, la odia. La odia por hacerlo mejor, por alejarlo del alcohol y porque ella se ha convertido en el reemplazo de la lata de vino y de la copa de cerveza, o viceversa. La odia por necesitarla, por enviciarle de preocupación, porque quiere verla a diario.  La odia, la ama, la quiere y la odia. Bueno, no la odia. Se odia así mismo, odia lo que es, odia no ser mejor para ella, no ser mejor ya, en este mismo instante.

-Ayer me di cuenta de muchas cosas. Nuestra amistad de ahora en adelante tiene que ser lo más normal posible, nada de besos ni de cariñitos. Le dijo ella aquella vez, una de las tantas en que intento hacer que la realidad mundana y pobre de los humanos dictara sus curiosas vidas.

-¿Normal? Eso hemos intentado siempre. Has tenido un novio y una novia y siempre terminabas besándome antes de tomar el bus. Yo también me di cuenta de mucho. Descubrí que te necesito, que me gustas y que… mierda, me gustas y punto.
-No estoy para una relación ahora.

-No importa, pero no me quites los besos, me gustas los besos.

- Siempre que yo quiera, habrá besos.

-¿Siempre que tú quieras? ¿Y si los quiero yo?

-Fácil, te jodes y te vas para el árbol.

Y así fue que me olvide de mí
Tratando de hacerte feliz
Y en el intento me perdí

Y me dio miedo la distancia
En no ser bueno para ti
Y a un precipicio me tiré
(Suvenir – León Larregui)

Es la independencia de la soledad, la soledad convertida en la madre de los temores, la soledad dueña de la vida, de los deseos, los intentos, las masturbadas y los dolores. La soledad que todos debe combatir, su soledad, la soledad de ellos, la tuya y la mía. Es la soledad, es la independencia de la soledad, es la cacofonía del soledad pensad o entrad o alguna basura por el estilo.

No sé cómo terminará  Si el destino volara bajo su pelo sangre, o si estarán juntos. Y en realidad no me interesa. Me conformo con ver esta realidad, este mundo de marmotas inteligentes y de elefantes jodowroskianos, de Fútbol de ciudad y de autos propulsados por hormigas, de asesinos románticos y de poetas bastardos, este mundo es nuestra realidad, la realidad de quien escribe, y de quien lee.

 -¿Qué puedo decir de ella? ¿Que puedo decirte a ti? si no te puedo hablar; quisiera decirte mucho, quisiera que supieras que ya no eres mi sueño, que eres la realidad, loca, pero realidad.

-me gustas, pero sshhhh que nadie lo sepa.

- me gustas tú, y tú, y nadie más que tú. Pero por mí, díselo a todos.

Se miraron, se despidieron de un beso rápido en los labios porque así lo deseaba ella Él se montó en el bus y saboreo lentamente el ahora de sus esperanzas, el espectro de sus miedos. Recorrió en su memoria el aroma de cada vez que la había besado, suspiró para adentro, cerró los ojos y no la imaginó  la vivió en su mente. Lo que hizo ella poco importa, ella es casi perfecta, aunque esté loca. Lo que ella no supo, es que en el bolsillo de él, una nota que decía: gracias, gracias por ser la cura de mi soledad. Gracias por ser para mí, lo que no he sido capaz de ser. Gracias por tu pelo rojo y tu lengua inquieta, gracias por escuchar, gracias por estar viva todavía, gracias a lo que sea porque tus suicidios fueran infructuosos. Me has hecho tanto bien, que en el peor de los casos, me has salvado la vida. Una nota que no pudo ser entregada ese día.

Ese momento en el que sabes que no eres una triste historia. Estás vivo. Y ves las luces en los edificios y todo lo que te hace preguntarte y estás escuchando esa canción con la gente que más quieres... Y en ese momento juro... Somos infinitos.
Todos los grandes escritores usan traje.
Vi un árbol pero era un dragón, y después era un árbol de nuevo... y me mintió...
Hiciste que no me sintiera solo.
(Las ventajas de ser invisible – 2012)

-       Que grite tu nombre, cuando estás en el baño. Que intentes orinar en un baño público y grite (nombre del personaje)¡¡¡¡ Esas son las bobadas que me alejan de la psicosis, del trago, de la depresión, de la soledad. Tal vez ella es la forma en que encuentro seguridad. Tal vez ella es la única persona que me da respuestas en vez de generar más preguntas, solo sé que desde que estoy junto a ella, no veo más cosas. No me duele la cabeza, no he visto el balcón con los ojos de un romántico suicida, no me imagino cayendo por las laderas de Gotham escapando del maldito murciélago, no soy más The Joker. El traedor de caos. Solo soy yo.

3 comentarios:

  1. Este comentario ha sido eliminado por el autor.

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  2. Es imposible no sentir nada con este texto, es imposible no enamorarse de cada una de esas letras.

    Escribes tan tan tan ...

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