Vamos a hablar
de sangre y de murciélagos. De ojos
rojos por la marihuana y de lenguas adoloridas por las mordidas. De besos sádicos
sabor a cerveza agria. De manos mutiladas por las uñas y de sexos heridos por
la fricción.
Vamos a cantar
sobre cadáveres andantes, sobre putas desnudas y vírgenes que se masturban. Este
es el caos de mi cerebro y esta es una oda que escribo para ustedes.
Este es mi nido
de ratas, mi psicosis y mi soledad. Mis masturbadas a las 3 AM, de gente ruda y
de callejeros aburridos de su vida. De perros, gatos fotografiados y cubiertas
azules para serpientes. Esta es una historia rápida, simultánea a la de la vida
misma. Hay peces que caminan por la mitad de las calles, y por las cañerías corren
la sangre que sale de mis orejas voladoras.
Voy a contar la
historia del rojo de tu pelo y la profundidad mística de tu escote, de cómo me
sedujeron tus ojos sangrantes y el sabor a ácido de la palma de tus pies. No le
comentare al mundo el color negro de tus rencores o las vastas montañas que
poblaban tu memoria, eso solo nos importa a los raros, a los muertos y a los
delirantes.
Ayer cuando
caminamos de la mano por los limites caucásicos de mi nariz, ayer cuando de los
dedos de los pies nos dedicamos orgasmos independientes y besos inalámbricos,
ayer no era ayer cuando no besaba tu mirada y hoy no sería mañana si los
caballos no pisaran nuestras osamentas.
Vamos a correr
por mundos imaginables. Saltemos de muerto en muerto. Asesinemos sueños y
convirtamos el caos del mundo en el emperador del universo. Besémonos los codos
y respiremos odios. Cabalguemos en las mentes mediocres de quienes nos dirigen
y contemos párrafos inútiles e inconexos. Así, cuando nos piensen nuestros
futuros gusanos, recordaran que fuimos quien destruimos la galaxia en una
mezcla de Batman y Jesús. Seremos el Mesías de las vegas y el anticristo sexual
que los viejos desean ver. No acabaremos, destruiremos, mutilaremos y bajo
nuestro reinado el respeto será todo aquello contra lo que lucharemos.
Y así, así
dejaremos este mundo en medio de nuestras mutiladas conciencias, compraremos boletos
para morir y nos besaremos en una orgia de azúcar, ginebra y gasolina. Seremos infinitos
en la memoria de quienes por dolor nos amaron. Seremos más de lo que hoy somos.
Nos amaremos de la forma en que solo los dueños del caos podemos amarnos, nos
fusionaremos en una mezcla de labios, lenguas, tetas y pollas. Hoy, hoy
recorreremos el camino de los amantes, el camino de la vida sangrante, el
camino de mi mente.
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