No me
gustan las galletas, no me gusta despedirme de ti. No me gusta el queso crema y no me gusta la
gente que se reía a lo lejos mientras yo estaba solo. No me gustan estas cosas.
Me gusta el té pero no fui a Inglaterra cuando pude, por lo tanto no lo tomo a
las 5 pm.
Tengo un
complejo con la soledad, toda mi vida se reduce a eso, una lucha diaria para
que mi mente se distraiga y no termine destruyéndome. Así, como cuando las migajas se destruyen en
mi boca, así mi mente se empezó a destruir en aquel armario, oscuro, apretado y
sucio. Allí, allí pasaba los momentos en que podía encontrar la calma, tal vez
porque el poco espacio hacia que mi mente no s expandiera a ideas que no podría
imaginar.
Y a
pesar de que pensaba que la solución era alejarme de todo, inclusive de mi
propia existencia, termine convirtiéndome en un ermitaño en medio de la
humanidad. Olvide como hablarle a la gente y empecé a mirar al piso cuando
caminaba, deje de bañarme, de comer y de salir de mi casa.
Supongo
que no escribo de mi vida porque simplemente es aburrida, sería un monologo
absurdo de quejas y reclamos. La galleta se parte en trozos por la rabia que me
produce recordarme, se parte como yo cada vez que intentaba ser sociable. Siempre
fui el primero en salir herido de cada juego, parecía que incluso el destino y
las fuerzas físicas me aconsejaban quedarme sentado en mi armario, solo,
encerrado, ahogado, distraído, creando universos que no existían.
Mojo las
galletas restantes en el té y veo como se diluye poco a poco en una danza tan
sublime como asquerosa, me detengo y observo fijamente. No sé cómo ni cuándo empecé
a odiarme, a detestar mis manías y mis dolores, no sé porque soy lo que soy si
nada malo o traumático me ha pasado, soy un degenerado, un borracho, un morboso
y un vago. Mi vida se va frente a mis ojos como la galleta se derrite en el
agua caliente del té, se desmorona poco a poco y al igual que con el té solo
observo, la verdad me importa poco, no me importa ni el té ni mi vida.
Termino
todo y pienso en lo que se viene, todo será desde cero. Por fin encontrare en
mi soledad la respuesta a por que no destape el queso crema, no me gusta, no me
gusta que me impongan cosas, otro desorden social supongo. Soy una incógnita,
soy un problema, soy tan confuso que mi psicólogo no me volvió a dar citas.
No hay comentarios:
Publicar un comentario